Todos hemos estado en una de esas temidas citas. Esos recuerdos incómodos que, por suerte, después se vuelven anécdotas para amigos… o incluso para futuras parejas.
Yo, personalmente, tuve una cita terrible con alguien que jamás se detuvo a preguntarme nada: quién era, qué hacía, ni una pizca de interés por conocerme. En medio de la cena, me preguntaba a mí misma: “¿por qué acepté salir con alguien así?”. Ignorar las red flags es tema para otro día, pero esa experiencia me hizo pensar: ¿qué pasa con las marcas que solo hablan de sí mismas?
Pongámonos en retrospectiva: uno de los errores más comunes de una marca es hablar solo de sí misma.
Capaz suena confuso. Es tu marca, entonces… ¿No deberías hablar solo de ella? Esa era la regla, ¿no? Lo que aprendimos en los años mozos del marketing y la publicidad se basaba justo en eso:
- “Nuestro cereal te va a hacer más fuerte y productivo por las mañanas. Tiene TODAS las vitaminas”.
- “Con nuestras tennis nuevas siempre vas a estar a la moda”.
- “Nuestra compu tiene 100 GB para que todos tus archivos estén seguros”.
Este tipo de frases estaban en todos lados: en la radio durante los partidos, en los cortes de la tele en horario estelar, o en vallas publicitarias gigantes. Teníamos 30 segundos para vender… y lo único que hacíamos era hablar de nosotros mismos.
Pero con la lenta (y después explosiva) llegada del internet —y más aún, de las redes sociales—, todo cambió. Y la verdad es que no estábamos preparados para tanto.
¿Y los datos? Hablemos de impacto (literal).
Preparate, porque los números te van a sorprender. Según Baylos firma dedicada a litigación de propiedad intelectual, estudió la investigación de Neuromedia (2020) y aprendimos que hoy una persona recibe en promedio 6.000 impactos publicitarios al día. Eso equivale a más de dos millones al año, o sea: uno cada diez segundos.
Hace 20 años, probablemente esos mismos números los veíamos en meses o incluso años, dependiendo de dónde vivieras. Ahora, esa es la realidad diaria.
En medio de tanto ruido, los mensajes que solo hablan de sí mismos… se pierden. O peor, cansan.
Hoy, conectar es más importante que convencer.
En estos tiempos, las personas buscan conectar desde todos los ángulos posibles, especialmente con las marcas que consumen. Buscan coherencia entre lo que decís, lo que hacés, lo que celebrás, lo que defendés, y hasta con qué memes te subís a la ola.
En 2025, hacer marketing no es solo vender un producto o servicio. Es generar un vínculo. Es crear comunidad. Es mostrar qué lugar ocupa tu marca en el mundo.
Entonces, ¿cómo hacés para conectar con tus clientes desde la comunicación?
Tus productos y servicios existen para solucionar algo. Para responder una inquietud, una necesidad, un deseo. Pero si querés enamorar a tu cliente, tenés que entender quién es, cómo nació su necesidad, por qué te elige a vos, qué lo mueve.
Una marca que solo se escucha a sí misma, se queda sola.
Tenés que ampliar tu perspectiva. Salir de tu burbuja. Empezar conversaciones o sumarte a las que ya están pasando. Mostrar que existís más allá del “comprame”.
Y sí: hablar de temas que importan. De valores. De cultura. De actualidad. De lo que está pasando afuera del brief.
Vender y conectar no se contradicen: se complementan.
Vender va a seguir siendo el objetivo final, claro. Pero también es clave construir una marca sólida. Una que inspire, que conecte, que genere comunidad.
Hay muchas marcas que lo han logrado. ¿Cuál es el secreto? Encontrar ese equilibrio entre la venta directa y el storytelling honesto.
Ese balance nace de volver a las bases: ¿por qué existe tu marca?, ¿para qué fue creada?, ¿cómo puede seguir siendo relevante hoy?
La misión y visión: eso que muchas marcas olvidan (y no deberían).
Siempre están ahí, medio olvidadas, pero siguen siendo esenciales. Y más aún cuando todo lo de afuera parece inestable: cambios sociales, crisis económicas, avances tecnológicos inesperados.
Si hay crisis afuera, ¿qué puede decir tu marca para recordarle a las personas por qué sigue siendo importante?
La misión y la visión no son frases de adorno en un manual. Son la brújula cuando el mapa cambia. Son lo que te permite tomar decisiones con sentido.
Entonces, decime: ¿tu marca tiene conversaciones o solo monólogos?
Si tu respuesta fue la segunda, hablemos. Quizás llegó el momento de construir un nuevo presente (y futuro) para tu marca, uno más conectado, más humano y más real.